Gottfried Wilhelm Leibniz nació en 1646 en Leipzig y murió en Hannover en 1716. Fue matemático y descubrió el Cálculo Infinitesimal simultáneo al Método de las Fluxiones de Newton. Además era físico, jurista, historiador y en ocasiones fue también diplomático. Era protestante, pero se sentía muy próximo al catolicismo por lo que tenía una gran preocupación religiosa, pues fue partidario de la unión de las iglesias. Pero principalmente Leibniz fue un genial filósofo. Escribió doce libros, principalmente en francés y en latín. Escribió además una serie de breves tratados, algunos muy importantes como Discurso de Metafísica.
Leibniz nunca fue profesor, pero fue fundador de la Academia de Ciencias de Berlín, en 1700 y fue director de ella.
En su faceta de físico tiene ciertas discrepancias con Descartes. Descartes se ocupa del movimiento, pero lo ve como un cambio de lugar y estudia lo que llama la cantidad de movimiento cuya fórmula es masa por velocidad (mv). Pero la concepción de Leibniz es una concepción dinámica, no se trata simplemente de cambio de lugar y lo que importa no es la cantidad de movimiento si no lo que él llama "la fuerza viva" que tiene fórmula distinta (mv al cuadrado). Todo esto tiene conexión con sus ideas filosóficas. Tiene conexión con la idea de fuerza, de conato, de impulso, a diferencia de la concepción de cierto modo estática de Descartes.
El concepto más importante de la filosofía de Leibniz es el concepto de mónada. Mónada quiere decir unidad. Y llama mónadas justamente a los componentes de la realidad, lo que llama sustancias indivisibles, que no tienen partes. Y por tanto no pueden proceder por agregación, ni pueden desaparecer por disgregación. Leibniz afirma que las mónadas no se pueden comunicar entre sí, "las mónadas no tiene ventanas", directamente no se comunican. la comunicación que tienen es con Dios. La solución de Leibniz va a ser que las mónadas por ser indivisibles, sin ventanas, no pueden aparecer más que por creación y no se pueden destruir más que por aniquilación. Este concepto capital en el cristianismo, el concepto de creación y aniquilación tiene un carácter ontológico, un carácter esencial en el pensamiento de Leibniz.
La comunicación de las mónadas es con Dios, no entre ellas. Y esto lo lleva a un concepto que ha sido muy famoso: la armonía preestablecida. Las mónadas componen un universo coherente porque han sido creadas por Dios justamente siguiendo la armonía preestablecida. Es decir, Dios ha preestablecido la coherencia de las innumerables mónadas de tal manera que es como si se comunicaran; no se comunican realmente pero la armonía preestablecida hace que estén concordes.
Hay una idea arraigada en Leibniz y que después ha sido muchas veces comentada, decir que el mundo es el mejor de los posibles. Esto fue llamado de optimismo de Leibniz,pero no se trata de optimismo, sino de lo mejor de los posibles. El mundo ha sido creado por Dios y es el mejor de los posibles. Hay un concepto esencial, que utiliza Leibniz y que es lo composible, la composibilidad. En la concepción tradicional es posible lo que no es contradictorio como la sirena, que es mujer y pez, es posible, diría Leibniz, con posibilidad abstracta, ero no real, no es composible, es decir, no puede haber un organismo que sea mujer y pez, no hay una posibilidad real, una posibilidad concreta. Así el mundo está regido por el principio de la composibilidad: las cosas tienen estructuras que las hacen a algunos composibles ya otros no: hay problemas importantes de coherencia en la realidad. Para Leibniz Dios ha creado el mundo con el mayor bien posible, y así no es que mundo sea óptimo, sino que es el mejor de los posibles, el que tiene mayor grado de perfección posible, tomando la realidad en conjunto.
Por otra parte, Leibniz tiene una distinción muy importante entre las mónadas personales y las demás. Las mónadas personales son libres y además tienen percepción, tienen conocimiento. En las mónadas personales hay libertad y conocimiento. Cada una de las mónadas conoce en principio (aunque sea de manera parcial) el proceso entero del universo. Las mónadas personales son libres, tienen espontaneidad. Es muy importante esto, porque precisamente el pensamiento leibniziano está impregnado de la idea de libertad. Para Leibniz la libertad era condición fundamental de la persona.
Además para Leibniz la felicidad es al hombre lo que la perfección es a los entes. La idea que corresponde a la perfección en las cosas, los entes deben ser perfectos, en el hombre, justamente la perfección es ser feliz. Y esa felicidad radica muy fundamentalmente en el amor. Y el amor, es amo a Dios.